Esta obra se presenta en el Teatro Fernando Soler que se encuentra dentro del Centro Teatral Manolo Fábregas.
Muchas veces en nuestra vida creemos que nuestros problemas son los más fuertes que cualquier persona puede tener y por lo mismo buscamos únicamente solución a ellos sin darnos cuenta de que afuera existen muchas personas con problemas peores o simplemente con algún problema sea cual sea sin ponerlo en una escala de mejor o peor.
Ese egoísmo en el que vive nuestra sociedad es precisamente el problema más grande, ya que al ver sólo por nosotros mismos estamos dejando que existan problemas ya no personales sino de una sociedad entera.
Esta comedia nos presenta de una manera muy divertida y concreta la forma en la que se debe actuar ante los problemas de los demás dando todo para solucionarlos y ponernos como última prioridad a nosotros mismos.
Cuenta (o más bien contaba cuando yo la vi) con un excelente elenco, entre los actores destacados podemos observar a: Roberto Blandón, el gran primer actor y excelente comediante Héctor Suárez, la primera actriz Macaria y algunos otros jóvenes con una excelente y muy fresca propuesta actoral.
Es una representación teatral en la que uno se divierte al máximo, ríe sin parar y se va con un gran sabor de boca al estar recordando la cantidad de situaciones chuscas de la misma y sobre todo con un gran mensaje.
De la historia… no, prefiero no dar detalles ya que pierde completamente la gracia al saber de qué trata, es recomendable ir si es posible sin saber qué tipo de historia se va a presenciar, ya que de no ser así no resulta tan divertida como puede llegar a ser.
Recomiendo ampliamente esta obra que va a desatar carcajada tras carcajada.
No hay nada mejor que ir al teatro a divertirse de una manera muy sana y qué mejor que irse a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con un mensaje muy claro en mente de cómo se deben afrontar ciertas situaciones.
Comprueba tú mismo el porqué del éxito de esta gran comedia francesa escrita por Laurent Baffie.
Como dice su lema en los anuncios publicitarios, en verdad: “¡Enloquecerás de risa!”
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